
La factura de luz ha dado un pequeño respiro a los consumidores durante este mes de septiembre al bajar a 110,55 euros, frente a los 130,99 euros del pasado mes de agosto (la segunda factura más cara de la historia).
La medida conocida como el «tope del gas» frena el incremento de los precios mayoristas, pero todavía a un coste muy elevado que impide una rebaja efectiva en la factura del consumidor final.
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¿Está funcionando el tope del gas?
Las fuertes variaciones en el mercado mayorista se han estabilizado al limitar el precio del gas utilizado en la generación eléctrica, pero la realidad es que esta medida anunciada a bombo y platillo genera una situación ficticia que no se reproduce en las facturas de la mayoría de consumidores que deben añadir un nuevo impuesto, el coste de compensación motivado por esta medida.
En el mes de septiembre, el precio del tope del gas se ha reducido hasta un precio medio de 0,109538 euros/kWh, que sigue penalizando de forma importante la factura de muchos de los consumidores.
Muchos consumidores con tarifas contratadas en el mercado libre se ven penalizados por esta medida, sobre la que no han sido debidamente informados.

Limitar el precio del gas. Resultado decepcionante.
Con el visto bueno a la llamada «excepción ibérica», España y Portugal obtuvieron vía libre de la Unión Europea para limitar el precio del gas a la industria que utiliza esta fuente de energía para la generación eléctrica. El objetivo de esta medida es que los ciclos combinados puedan ofertar energía a precios más económicos, ya que su materia prima, el gas, tendrá un coste máximo de 40 euros (que se irá incrementando progresivamente a partir del sexto mes hasta alcanzar los 70 euros) aunque el mercado fije precios muchos más elevados.
Escasa limitación de precio
El 15 de junio se estrenó la nueva medida de limitar el precio del gas en la generación eléctrica. Lo que parecía una medida efectiva para reducir la factura de la luz, resultó ser una decepción desde los primero día, con precios finales superiores a los días previos de aplicación del tope.
La demanda eléctrica, que ha sido elevada durante todo el verano por efecto de la ola de calor. Sin olvidar que se está generando más electricidad ya que se está exportando a Francia el máximo de capacidad que permite la red, debido precisamente a los bajos precios producidos por la excepción ibérica.
El precio del gas sigue muy alto y las centrales de ciclo combinado siguen generando mucha más electricidad de lo habitual. A ese incremento ha contribuido la reducción de la generación hidráulica, que ya se arrastraba de meses anteriores, junto a un importante descenso de la generación eólica y fotovoltaica durante el mes de agosto.
El resultado es que ha habido mucho gas que compensar y a un precio elevado. Esta situación diluye mucho los efectos positivos de limitar el precio del gas, por lo que no solo no hay ahorro visible, sino que la factura finalmente se ha vuelto a encarecer.
Consecuencias de limitar el precio del gas
La medida de establecer un tope al precio del gas tiene otras consecuencias como que los consumidores eléctricos tendrán que asumir su coste.
Usuarios con PVPC
Para los contratos con PVPC el coste es transparente. El precio que facilita Red Eléctrica con el que se calcula el «coste de la su energía» incorpora ese nuevo coste. Es decir, se benefician del potencial ahorro del mercado al ser una tarifa indexada y al mismo tiempo sufren este sobrecoste por un valor inferior.
Usuarios en el mercado libre
Para los consumidores con un contrato en el mercado libre la situación es muy diferente. Los usuarios con contratos celebrados o renovados con anterioridad al 26 de abril (cuando se dio a conocer que se aplicaría el tope del gas) quedan exentos, por el momento, de la media. Es decir, estos usuarios no se benefician de la hipotética rebaja en los precios mayoristas pero tampoco tienen la obligación de contribuir con su coste hasta que su contrato sea renovado.
Por otro lado, los contratos o renovaciones posteriores al 26 de abril, la comercializadora no puede evitar que esa energía tenga que contribuir con el coste de la medida y se lo están trasladando el coste al cliente que no ha sido informado de ello. Así, las primeras facturas con presencia de este recargo han llegado a algunos consumidores y su elevado coste está disparando la factura de clientes que creían que contaban con un buen precio.